La música es un fenómeno presente en la vida del niño/a como un componente primario y cotidiano de su entorno social. También, lo tiene que ser en su educación. En este sentido, Platón llegaba a afirmar que “la música es el arte educativo por excelencia”. Por ello, la importancia que en el ámbito formativo tiene la música es innegable.
La música es la manifestación artística que ha acompañado al ser humano desde sus orígenes, el cual le ha otorgado un lugar importante dentro de las manifestaciones culturales de cada pueblo. La educación musical escolar pretende que la música que se trabaja en el aula no se quede ahí sino que se manifieste en los diferentes entornos y contextos del alumnado, de forma que les prepare para un ocio creativo.
Llegado a este punto, estamos en condiciones de poder afirmar que la música es una acción educativa que, ejercida sobre el ser humano, colabora en su desarrollo general porque ayuda considerablemente al desarrollo auditivo, a ordenar el sistema psicomotor y favorece la capacidad de expresión.
Centrándonos en materia, la educación musical potencia tres aspectos relevantes: melodía, armonía y ritmo como elementos básicos. El ritmo como elemento físico de la música, ligado directamente al cuerpo, la melodía ligada a la emoción y la armonía en estrecha relación con la inteligencia.
Las aportaciones realizadas por las diferentes teorías psicológicas han contribuido a demostrar que son muchos los aspectos que mediante la música se transmiten al niño/a. Aspectos tan importantes como son los elementos de su propia cultura, la potenciación de la creatividad, la comprensión y apreciación de las calidades artísticas, los elementos sociales, sin dejar de mencionar los aspectos relacionados íntimamente con el desarrollo de sus potencialidades tanto físicas como mentales. Estos son solo algunos de los elementos que no están a veces claramente especificados y que son de máxima importancia para el niño/a.
La educación musical contribuye, además, a que los niños y las niñas formen criterios para valorar la calidad de la música y desarrollar preferencias y procedimientos específicos como la audición, el análisis de datos sonoros, la prevención y defensa de agresiones sonoras y ambientales, el canto, la interpretación con instrumentos, la danza y el movimiento expresivo musical.
En la actualidad, todas las investigaciones psicopedagógicas subrayan la interrelación existente entre los ámbitos de desarrollo cognoscitivo, psicomotor y afectivo. En este sentido, la música se nos presenta como una actividad eminentemente globalizadora que estimula el desarrollo integral de la personalidad del niño/a. Contribuye fundamentalmente al desarrollo de la sensibilidad, favorece el conocimiento de su propio mundo interior y autoestima, desarrolla la creatividad y la imaginación, participa en el proceso de socialización, se integra con el resto de materias y actividades escolares, fomenta la actividad natural y espontánea, favorece el acceso al patrimonio cultural y desarrolla la capacidad de análisis y reflexión, entre otras.
En conclusión, entendemos que la educación es un proceso de construcción humana, que se da a lo largo de toda la vida. Por otro lado, definimos la música como lenguaje estético y como una forma de representación y comunicación. Por lo tanto, consideramos la educación musical como un proceso mediante el cual se sensibiliza al niño/a desde diferentes puntos de vista con el propósito de favorecer la percepción y la expresión musical del alumnado y de posibilitar la apropiación de contenidos imprescindibles para su formación cultural y general.
“No se pretende formar músicos, sino ofrecerles la oportunidad de conocer la música, y a través de ella, desarrollar todos los aspectos de su personalidad”.
Jorge Luna Cervera
Maestro Ed. Musical Primaria